martes, 25 de junio de 2013

GREGORIO PÉREZ "EL CAINEJO"

  Falta poco para las actividades que ha programado la Delegación Leonesa de la Federación de Montaña en la que se evocará y se rendirá homenaje a Gregorio Pérez de María, el Cainejo, en el centenario de su fallecimiento.
  Siempre es bueno recordar su persona y las gestas de las que fue protagonista, no en vano participó en el nacimiento del alpinismo en nuestro país y su nombre está fusionado con toda la orografía de los propios Picos de Europa y con nuestra historia montañera.
  Nació en 1853 y se dedicó al pastoreo y la caza hasta que científicos y aristócratas impulsados por el afán de aventuras, propio del romanticismo, se sintieron atraídos por los Picos y se pusieron manos a la obra para topografiar y explorar su abrupto paisaje, planteándose la ascensión de las cumbres más representativas y hasta entonces inexpugnables. Entonces podríamos decir que fue el primer "sherpa" del que tenemos constancia histórica en nuestras montañas, contratado por D. Pedro Pidal, Marqués de Villaviciosa, para ascender la indómita cumbre del Naranjo de Bulnes o Pico Urriellu, o sin más "El Picu", pues lo es  por único y singular.
   Esa gesta tuvo lugar en 1906, "Sin decir nada más, nos atamos fuertemente la cuerda a la cintura, cada uno por un extremo y empezamos la subida; El Cainejo tomó la delantera, lo más difícil y yo le seguí de cerca, poniendo los pies y las manos donde el había puesto los suyos y así fuimos trepando..." palabras que escribió D.Pedro sobre aquella primera ascensión de la que se conservan numerosos relatos, que apetece releer siempre y  cada vez que eso sucede se admira en mayor medida lo que supuso, tanto por su planificación como por lo diferente en planteamiento con las escaladas de nuestra época, "subía en madreñas donde nadie subía de ninguna manera" también dijo de él D. Pedro Pidal.
   Después de aquello regresó el Cainejo a su pueblo, a cuidar de sus cabras, aunque acompañó a otros exploradores en sus recorridos por Picos, como al Conde de Saint-Saud, que bautizó como Punta Gregoriana a una cumbre en su honor, en su labor de cartografiar  esas montañas.
   De todos es conocido el dicho de que los de Caín no mueren, sino que se despeñan, ese dicho desgraciadamente también se cumplió en el fallecimiento de Gregorio Pérez, ya que al parecer se despeñó al ir a ver sus cabras y ser embestido por un castrón un 9 de julio de 1913.
   Así falleció, como tantos vecinos de Caín que perecieron de idéntica manera ya que enriscarse forma parte del modo de vida cotidiano. Se puede decir que su audacia y su arrojo se transmitieron a sus sucesores ya que dos de sus nietas tienen ya su nombre escrito en la historia del Naranjo de Bulnes, María Pérez, que con 18 años fue la primera mujer en subir el Picu, el 31 de Julio de 1935, o Teófila Gao, que también lo consiguió en 1936 pero contando con sólo 15 años de edad.
   Por todo ello hacemos así, con estas letras,  nuestro pequeño homenaje a la figura de este gran paisano y también os animamos a que asistáis a la actividad que programa la Delegación el próximo fin de semana, donde todo de lo que de él se hable, contemplando esos lugares  de los Picos, hará que valoremos, más si cabe lo grandioso de su persona.


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